A finales de los años ´00, la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer despertaba pasiones. El triángulo amoroso entre una adolescente, un vampiro y un hombre lobo arrasaba en librerías y cines.
Lejos de ser una saga dirigida a sibaritas del género fantástico, su éxito radicaba en resultar accesible para el gran público. Un romance convencional, incluso conservador, aderezado con las gotas justas de elementos de terror para intensificar la peligrosidad de unas relaciones prohibidas y atormentadas.
La estética de anuncio de perfume de las películas y la actuación monótona y apesadumbrada de sus protagonistas impresionaron a muchas mentes adolescentes, pero sobre todo provocaron mofa y tirria en el espectador medio. Detestar abiertamente la saga Crepúsculo se convirtió en un lugar común.
Reconozco que apenas conocía nada de Crepúsculo cuando dibujé este chiste sobre cómo percibía la esencia de la saga. Lo subí a un blog de dibujos a boli que tenía por aquel entonces y me olvidé.
Años después, cuando trabajaba en la redacción de la revista El Jueves, durante algunos meses me tocó coordinar qué póster dibujaba cada semana el gran Vizcarra. Coincidió con una época en la que se hacían encuestas de valoración de los contenidos de cada número. Se acababa de estrenar la enésima película de Crespúsculo y había anuncios por todas partes, por lo que me pareció buena idea que Vizcarra se currase una caricatura de sus protagonistas. Aquel póster fue lo peor valorado con diferencia en toda la historia de las encuestas de El Jueves. No porque la caricatura de Vizcarra estuviese mal, sino porque aquellos personajes provocaban animadversión extrema entre la gente que leía la revista. Retratarlos en un póster, aunque de forma caricaturesca, se percibió como un homenaje, y aquello no podía ser. Si acaso lo que la gente pedía era una mofa descarnada de aquellos protagonistas. Tiempo atrás Igor había dibujado unas páginas muy divertidas contando las primeras películas de Crepúsculo y habían tenido muy buena acogida entre los lectores.
Coincide también que por aquel entonces yo coordinaba una sección de El Jueves llamada «Gas de la Risa». Me la había encargado Albert Monteys con la premisa de que fuese disruptiva respecto a los contenidos habituales de la revista. A juzgar por las valoraciones de las encuestas, estaba siendo demasiado disruptiva. Así que se me ocurrió que para hacerla más asequible a ojos del lector quizá tocaba rebajarle el tono underground y optar por algún contenido de humor más pop y fácilmente descifrable.
La ojeriza manifiesta hacia los protagonistas de Crepúsculo y el recuerdo de aquel chiste a boli del vampiro, el hombre lobo y la momia me dieron una idea: una serie de viñetas dentro del «Gas de la Risa» en las que cada semana una trasunto de la protagonista de Crepúsculo liga con una criatura sobrenatural distinta. Así nació Bella Follamonstruos.
La tontería duró 17 semanas seguidas. Me pareció que la cosa ya no daba para más y que los lectores ya debían de estar hartos de aquello. Tras un parón, la viñeta se reanudó a petición popular (para mi sorpresa, un número considerable de personas mandaron mensajes solicitando que volviese). Bella Follamonstruos acumuló 84 entregas en total entre 2011 y 2013 y desapareció cuando dejó de publicarse el «Gas de la Risa». Una de las entregas consta de dos viñetas, por lo que fueron 85 viñetas en conjunto.
Para la chorrada minúscula que fue, cultivó una cantidad importante de fans entusiastas. A mucha gente le suscitaba curiosidad ver con qué monstruo se había liado Bella en cada nueva entrega. El propio planteamiento de cada viñeta ya es un chiste en sí, una hipérbole a partir del triángulo amoroso original. «Va la de Crepúsculo y después de estar con un vampiro y un hombre lobo, se lía con un gnomo». Además de la premisa, cada viñeta contiene un remate divertido.
La protagonista de Bella Follamonstruos, pese a ser una parodia de la detestada Bella Swan de Crepúsculo, se ganó la simpatía de los lectores. La Bella original es pánfila y sumisa, la Follamonstruos en cambio empezó siendo una amante entregada, pero siempre con más hedonismo y entusiasmo por la novedad que sometimiento romántico hacia sus amantes. Pronto se acabó consolidando como una disfrutona monstruosamente egoísta y cruel con sus parejas.
No son estos atributos que pretendan ser presentados como virtuosos ni mucho menos ejemplares, la Follamonstuos es claramente más mala persona que la original, pero sus peripecias resultan mucho más divertidas. En ocasiones —las menos—, las sobrenaturales parejas de la Follamonstruos se le rebotan de forma hiriente, pero ella es invulnerable a los reproches, tal es su poder.
La viñeta ante todo juega a subvertir los tópicos asociados a los noviazgos convencionales. Personajes monstruosos —empezando por la propia protagonista— movidos por la atracción y a la vez esclavos de códigos de conducta adquiridos por tradición y presión social.
Sirvan las viñetas de Bella Follamonstruos para proporcionarnos grandes momentos de risa y también para recordarnos cómo no hay que ser. Folla como un monstruo, pero sé persona.
Ahora que se cumplen 13 años de la publicación de la primera viñeta de Bella, es mi intención reunirlas todas en un libro recopilatorio bien chulo. Este agosto he puesto en marcha una campaña de crowdfunding en Verkami para hacerlo posible y ha sido un éxito.
El libro ya es una realidad y puede comprarse aquí mismo. Incluye 16 viñetas nuevas dibujadas para la ocasión, y viene con una pegatina, una chapa y una postal de amor.
